
ESTATUA DE PEDRO VELARDE EN SANTANDER
D. Pedro Velarde y Santiyan
Lugar y fecha de nacimiento: Muriedas (Cantabria) 19 de octubre de 1779.
Lugar y fecha de fallecimiento: Madrid 2 de mayo de 1808, defendiendo el acuartelamiento de Monteleón.
Lugar de enterramiento: Plaza de Lealtad.
D. Pedro Velarde y Santiyán nació en Muriedas el 19 de octubre de 1779 en la casona-palacio de los Velarde, actualmente declarada Bien de Interés Cultural, en la planta superior reconstruye la estancia de Pedro Velarde.

CASA DE PEDRO VELARDE EN MURIADES (SANTANDER)
Sus padres, José Antonio Velarde Herrera y María Luisa de Santiyán, tuvieron seis hijos: Pedro, Joaquín, Julián, María de la Concepción, María Josefa y Antonia María.
Algunos de sus antepasados fueron destacados personajes, como Juan de Velarde, fundador del Hospital de la Concepción de Burgos; o Ana Velarde de la Sierra, fundadora del Monasterio de Dominicos de Nuestra Señora de las Caldas.
Se decía de él (Pedro Velarde) que era una persona de fuerte carácter impulsivo, pero noble y perspicaz, celoso del cumplimiento de su deber y ante todo una persona con gran sentido de la lealtad. Esto último, su alto sentido de la lealtad, le haría contar a su superior el plan urdido contra los franceses, en aquel dos de mayo de 1808.
En 1793 ingresó como cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia (30 promoción) junto con su hermano Joaquín, once años después que hubiera ingresado Luis Daoiz. El Real Colegio de Artillería de Segovia, se emplazaba en el Alcazar de Segovia.
Comenzó a destacar rápidamente por encima de sus compañeros por su gran aplicación y su inteligencia.
En enero de 1798 fue nombrado brigadier de cadetes, puesto que conservó hasta finalizar sus estudios.
Un año más tarde en 1799 fue ascendido a subteniente, fecha en la que deja la academia.

ACTA DE GRADUACION DE PEDRO VELARDE 1799
Al finalizar sus estudios en la academia segoviana, pasó a ser uno de los oficiales más distinguidos del Cuerpo.
Como subteniente sirvió primero en el 5º batallón de Artillería y posteriormente en el 3º batallón de Artillería.
En 1082 fue ascendido por antigüedad a teniente y en 1084 fue ascendido a capitán.
Pedro Velarde también sirvió en el Ejército de Castilla la Vieja (Avila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria y Valladolid), así como en los de Extremadura y Castilla contra Portugal.
En 1084 pasa a ser profesor del Real Colegio de Artillería como profesor de Matemáticas.
Durante su estancia en el centro de enseñanza, puso en práctica sus conocimientos de matemáticas y dedicó una parte importante a medir la velocidad de los proyectiles. Velarde, descubrió que había errores en el cálculo y en su funcionamiento, realizó unas variaciones para tratar de corregir estos errores.
En agosto de 1806 fue destinado como secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Artillería, afecta al Estado Mayor. La sede estaba en Madrid y allí estuvo destinado hasta el 2 de mayo de 1808.
Velarde al igual que le ocurriera a Daoiz, admiraba el talento de Napoleón, pero los hechos les harían cambiar drásticamente de opinión. Napoleón, consideraba al pueblo español “Una chusma de aldeanos guiados por una chusma de curas”.
Más tarde y tras la pérdida de la Guerra de la Independencia, Napoleón rectificaría y diría: “Los españoles se comportaron como un solo hombre de honor. Enfoqué mal este asunto”
Velarde al igual que Daoiz, descubren la verdadera intención de Napoleón, que consistía en conquistar España. La excusa era el paso de las tropas francesas por España, para entrar en Portugal.

BUSTO DE PEDRO VELARDE EN SANTANDER
HECHOS PREVIOS AL ASALTO DEL CUARTEL DE MONTELEON
Velarde al igual que le ocurriera a Daoiz, admiraba el talento de Napoleón, pero los hechos les harían cambiar drásticamente de opinión. Napoleón, consideraba al pueblo español “Una chusma de aldeanos guiados por una chusma de curas”.
Más tarde y tras la pérdida de la Guerra de la Independencia, Napoleón rectificaría y diría: “Los españoles se comportaron como un solo hombre de honor. Enfoqué mal este asunto”
Velarde al igual que Daoiz, descubren la verdadera intención de Napoleón, que consistía en conquistar España. La excusa era el paso de las tropas francesas por España, para entrar en Portugal.
La sublevación del pueblo de Aranjuez, y la caída de Manuel Godoy, aceleraron la sublevación general y el pueblo entendió que las tropas francesas vinieron para quedarse.
Carlos IV se vio obligado a firmar su abdicación.
El príncipe Fernando VII fue cómplice de los manejos de todos los enemigos de España, y a la postre los enemigos del propio Fernando VII; sin embargo la Nación española, albergaba la esperanza de que la llegada de Fernando VII, pudiera salvar la corona española y al pueblo español, nada más lejos.
Poco después, Murat llegó a Madrid con un ejército de treinta y seis mil hombres, dispuesto a tomar el control de las ciudades españolas más importantes.
Todos los trabajos de Velarde y los oficiales de Monteleón se prepararon para organizar la resistencia contra los franceses.
Se entrevistó con el ministro de la Guerra, O’Farril y debido a su sentido de la lealtad, le confió los planes de defensa de la villa que tenían contra los franceses. Este plan fue conocido como “La Confabulación de los Artilleros”. Dicho plan consistía en que todos los oficiales estuvieran coordinados de tal manera que simultáneamente se produjera el alzamiento en todos los departamentos y puntos neurálgicos, para combatir al invasor francés.
El gran traidor de O’Farril, que posteriormente sería ministro de José Bonaparte, hizo todo lo posible para desbaratar estos planes. A partir de ese momento, las tropas francesas, se centrarían en el cuartel de Monteleón. Sin embargo, Velarde y los suyos no desistieron.
Velarde, por su condisión de secretario de la Junta y tenía acceso de los informes y noticias sobre las tropas, así como la disposición del material de guerra del ejército español.
Murat, conocedor de esta situación, trató de atraer a Velarde y ponerle de su parte. Fue invitado a varias reuniones, con el fin de hacerle desistir de su actitud. Velarde, aceptó para no levantar sospechas.
También el duque de Berg, intentaría en vano, captar la voluntad de Velarde y le propuso el cargo de comandante del batallón, si pasaba al servicio de Napoleón.
Nada de esto quebrantó su sentido del honor y lealtad hacia la Nación.
Velarde y sus compañeros, entre ellos Alejandro Silva, el coronel José Navarro Falcón, el capitán Joaquín de Osma, el comisario Andrés Gallego, el coronel Francisco Novella y Luis Daoiz, tenían claro que no se quedarían impasibles ante esta situación y asumieron, que aunque los franceses eran muy superiores, ellos siempre estarían al lado del pueblo de Madrid.
Ante la imposibilidad de doblegar a Velarde, los franceses decidieron introducir tropas en el cuartel de Monteleón, con el pretexto de custodiar algunos efectos que estaban allí, aunque realmente su intención era estar informados de todos los movimientos.
Hasta el momento en el acuartelamiento de Monteleón estaban fabricando proyectiles, con el fin de mantener un pequeño arsenal, pero desde la llegada de las tropas francesas, tuvieron que cambiar la ubicación y ahora lo hacían desde una casa particular.
LA DEFENSA DEL CUARTEL DE MONTELEON

PUERTA CUARTEL DE MONTELEON
El 2 de mayo de 1808 Murat, que se hospedaba en el Palacio de Grimaldi, frente al Palacio Real, fue testigo aquella mañana de cómo el pueblo de Madrid se opuso a que se llevaran al infante Antonio Pascual de Borbón, hermano pequeño de Carlos IV.
Murat, deseaba que hubiera tumultos y desorden para poder justificar delante de la Junta, el uso de la fuerza. Así fue y puso rápidamente en marcha una dura represión, en la que no hubo piedad para mujeres, niños y ancianos. De hecho el deseaba dar un duro escarmiento y dejó que los cuerpos inertes permanecieran días en las calles.
Las revueltas ciudadanas, siguieron en la Plaza Mayor y en la Puerta del Sol. Pero realmente el punto álgido estaba en el acuartelamiento de Monteleón. Los franceses sabían —según los datos del general Foy— que allí se encontraban almacenados unos 10.300 fusiles, carabinas y escopetas; 25 cañones de bronce; 2.300 pistolas; 1.358 espadas de caballería; 83 bayonetas y 1.468 espadas de infantería y sables.
Velarde, Daoiz, y el teniente Ruiz, más veinte soldados y unos cien voluntarios, se enfrentaron a los dos mil hombres que componían las tropas francesas. Desoyendo las órdenes para que no dejaran armarse al pueblo, abrieron las puertas del cuartel de Monteleón, para que el pueblo pudiera defenderse de los franceses que estaban masacrando a la población.
Tras una resistencia heroica Velarde, falleció tras recibir un balazo que le atravesó el pecho, murió en el acto. Fue trasladado y enterrado momentáneamente en la iglesia de San Martín.

MONUMENTO EN LA PLAZA DEL ALCAZAR DE SEGOVIA
Sin embargo el 2 de mayo de 1814, los restos de ambos héroes, fueron exhumados y trasladados hasta la iglesia de San Isidro. Se preparó un cortejo fúnebre de Estado en honor de ambos (Velarde y Daoiz) que recorrió las calles de Madrid. Tan alto honor sólo se daba a los reyes, pero en este caso el pueblo de Madrid, quiso rendir un tributo a estos grandes héroes. Se puede ver en el cuadro que se expone en el museo de Madrid.
Posteriormente el 2 de mayo de 1840, una vez construido el obelisco de la Lealtad, se trasladaron las cenizas de los capitanes de Artillería Pedro Velarde y Luis Daoíz.
El heroísmo de Velarde, Daoiz y estos ciudadanos anónimos, entre ellos Clara del Rey y toda su familia, Manuela Malasaña… y de tantos que dieron su vida por la Patria, es hoy recordado con los actos del 2 de Mayo.
ADENDA
Sin embargo el escarnio, no acabaría con la muerte de Velarde. Las tropas francesas, también se vengaron persiguiendo y saqueando a la familia de Velarde.
El destino quiso que en 1815, Murat, tras haber descargado toda su ira y odio contra el indefenso pueblo de Madrid y tras haber traicionado posteriormente al mismo Napoleón, fuera arrestado por Francisco Alcalá en la villa portuaria de Pizzo. Tras darle un juicio justo, cosa que él no hizo con los madrileños que mandó fusilar (ver cuadro de Goya “Fusilamientos del 3 de mayo”), fue condenado y fusilado.
El heroísmo de Velarde, junto al pueblo que fueron los verdaderos defensores del Parque de Monteleón, el 2 de mayo de 1808, constituye uno de los pasajes más gloriosos de la Historia de España. Su excepcional heroísmo y amor desinteresado a la Patria, son una gran lección para todos los españoles.


MONUMENTO PLAZA DE LA LEALTAD

FUSILAMIENTOS DEL TRES DE MAYO DE 1808 EN EL CEMENTERIO DE LA FLORIDA
GLORIA Y PAZ PARA NUESTROS HEROES DEL DOS DE MAYO